jueves, 3 de mayo de 2012

La historia de Fátima o cómo la diversidad cultural no es puro cuento

Se busca una niña pequeña de cabellos negros perdida en el bosque. Nadie sabe dónde ha ido…. Todos habían salido a buscar a la pequeña Fátima, que se había perdido en el bosque porque recién llegaba de Marruecos y no conocía el lugar. Buscaban y buscaban arriba de los , debajo de las , adentro de las madrigueras… pero, ¡no la encontraban!
Hasta que un sabio danés que paseaba por el lugar y apenas podía ver a través de sus largas pestañas blancas y claros ojos azules les informó de un grupo de enanitos que podría ayudarlos a encontrar a la pequeña Fátima, ya que vivían en el y lo conocían muy bien.
Todo el pueblo siguió el consejo del sabio y llegó a la de los enanitos. No había nadie, así que entraron sigilosamente. La casa era un cofre de tesoros: en una camita dormían unos llenos de colores, en el perchero colgaba un de vivo rojo y sobre la mesa humeaba un enorme plato de humita con yassa y ¡una rica taza de !
Mientras todos miraban con la boca abierta el enorme que adornaba la pared, entró Fátima con sus cinco amiguitos: Constantin, Li Ying, Túpac Yupanqui, Ibrahima y Pilar…
¡¡¡Habían estado jugando al mamba que Ibrahima aprendió en Senegal y corriendo a la que Li Ying trajo de China mientras cantaban en rumano la letra de “Melc, melc, codobelc” dirigidos por Constantin!!!

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